En este momento estás viendo La mejor energía para tu vivienda

La mejor energía para tu vivienda

De manera general, lo que determina el tipo de energía óptimo para una vivienda es el sistema de climatización que se tenga. Sin embargo, el hecho de que el gas natural no llegue a todas las zonas de nuestro país y que otros gases como el propano o el butano no sean muy cómodos hace que el tipo de suministro del que podamos disponer sea lo que determina esta elección.

Tipos de energías para vivienda

Los tipos de energía más usados son el gas, la electricidad, y en menor cantidad, la energía renovable.

Gas

En relación al precio, el gas natural es la energía más económica para climatizar, agua caliente y cocinar. Sin embargo, como hemos comentado, no llega a todas las zonas de nuestro país.

Dentro de los gases que podemos usar a nivel doméstico también encontramos el butano (en bombona) y el propano (bombona, depósito o a granel).

Lo bueno del gas natural, además de su precio, es que podemos disponer de suministro continuo.

En el caso de un inmueble donde no llega el gas natural, una buena alternativa es el gas licuado del petróleo (GLP). Por ello su ventaja es que puede ser almacenado en tanques especiales para su comercialización y distribución.

Electricidad

La electricidad como fuente de energía para la producción de calefacción o agua caliente sanitaria es la más utilizada.

Además, al no haber combustión, no emite gases nocivos. Lo malo que tiene la electricidad es que su precio cada vez es más elevado y las facturas cada vez más altas.

Al igual que el gas natural, su suministro es continuo, por lo que es más cómodo.

Energia renovable

Las energías renovables pueden obtenerse del sol, del viento, del agua, de materias primas renovables (biomasa) o de la tierra (geotermia). Gracias a algunos de estos sistemas podemos obtener electricidad y llegar al autoconsumo. En materia de energía renovable para climatización, las opciones aumentan.

En relación a la energía solar, podemos encontrar sistemas fotovoltaicos o térmicos. En los primeros obtenemos electricidad y en los segundos nos aprovechamos directamente del calor del sol para calentar un fluido y usarlo para climatizar o para agua caliente sanitaria.

En sistemas como la aerotermia o la geotermia también nos aprovechamos del calor, aunque cambia la fuente de dicho calor. En la aerotermia nos aprovechamos del calor presente en el aire, mientras que en la geotermia se aprovecha el calor presente en el núcleo terrestre.

Por último, destacaremos las calderas de biomasa. Este tipo de calderas funciona gracias a desechos naturales, entre los que destacan los pellets.