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¿Cómo reducir las facturas de suministros de tu vivienda?

Para casi todos, el hecho de decidirse a comprar una vivienda es una decisión muy reflexionada debido en gran parte a la importancia de la inversión que conlleva.

En la siguiente entrada comentaremos algunas de las claves para aminorar las facturas de los suministros de luz y de gas natural, sin tener que renunciar al confort de la vivienda y sin la necesidad de cambiar los hábitos de consumo de quienes la habitan.

Reducir la factura eléctrica

Antes de nada, debemos intentar comprenderla, ya que esta se compone de diferentes conceptos a pagar; unos se deben pagar a las empresas comercializadoras de la energía y otros se deben pagar al estado, que es el agente que los regula.

Para reducir el importe de las facturas debemos centrar nuestros esfuerzos en los conceptos asociados a las comercializadoras, puesto que los estatales están fijados y no sufren variaciones.

Estos costes asociados se dividen en dos partes:

Potencia contratada

Es un concepto fijo en el desglose de la factura, esto es, debe pagarse independientemente de la cantidad de energía que se ha consumido en el ciclo de facturación, esta potencia se fija en función de las necesidades de consumo de los habitantes, midiendo estas por la cantidad de electrodomésticos que pueden llegar a funcionar de manera simultánea sin que se produzcan cortes en el suministro.

Es clave hacer un estudio previo de las necesidades de la vivienda, puesto que, contratar una potencia inferior a la necesaria, como se ha comentado, provocará cortes puntuales en los picos de consumo, mientras que, contratar una potencia superior a la necesaria, lo que generará será un sobrecoste innecesario.

-Consumo real del inmueble

Es el concepto variable de la factura, esto es, va ligado a los kWh consumidos, lo que lo convierte en el principal motivo del coste de la factura, a mayor consumo nuestra factura irá aumentando.

Es en este apartado donde, a través de sencillas acciones, podemos disminuir el importe de la factura.

Algunas de estas son: Un mayor aprovechamiento de la luz solar durante las horas que presenta una mayor incidencia, el uso de bombillas de bajo consumo en las estancias de la casa,reducir al mínimo la cantidad de aparatos electrónicos que se quedan en stand by,  establecer una temperatura estable del inmueble para  tener que recurrir lo menos posible a los sistemas de aerotermia…

Complementariamente a estas acciones, que marcarán un descenso del consumo, debemos además buscar la compañía y la tarifa que mejor se adapte a nosotros, aquella que nos ofrezca el menor precio de la luz, será la mejor opción para aminorar el gasto variable de nuestras facturas.

Reducir la factura de gas

Como en la factura eléctrica, la parte asociada a pagar a la empresa comercializadora se divide en dos partes:

-Potencia contratada supone un coste fijo y se paga por el acceso a la red general de distribución de gas, también con independencia del consumo real.

Este precio depende del consumo anual real diferenciando entre tres tipos de usuarios:

Para aquellos consumos inferiores a 5000 kWh/año se asigna la tarifa RL1

Para aquellos consumos que superen los 5000 kWh/año sin superar los 15000 kWh/año se asigna la tarifa RL 2.

Para los consumos superiores a 15000 kWh/año se asigna la tarifa RL3.

-Consumo real del inmueble es la parte asociada al consumo real del inmueble, por lo tanto se trata de la parte variable de nuestra factura y se compone a su vez de dos aspectos; el propio consumo de energía y el precio del gas que tengamos contratado.

Y es que existen multitud de opciones a la hora de seleccionar la tarifa a contratar, por lo que interesa buscar aquella que se adapte a nuestros hábitos de consumo.

En este apartado también se pueden realizar sencillas acciones para disminuir el consumo sin alterar el estilo de vida de quienes conviven en el inmueble.

Algunas de estas acciones son: Ventilar en las primeras horas del día, en periodos cortos de tiempo para evitar el desperdicio del calor interno, renovar puertas y ventanas buscando materiales que aíslen bien el interior de la vivienda,regular la calefacción en temperaturas que oscilan entre los 19 y los 21 grados centígrados, así no tendrá que trabajar de forma intensiva la maquinaria y reduciendo esta hasta los 16 grados centígrados durante la noche.